Por:  Ángel L. De Jesús Cintrón, autor y consultor en gerencia de talento
People’s Advantage, Inc.
En los deportes, particularmente el béisbol, se escucha con frecuencia la frase, ‘es un diamante sin pulir’, refiriéndose a atletas de gran potencial que aún no han descollado.  Cuando estudiamos la trayectoria de alguna estrella del deporte, u otro campo, nos damos cuenta que al inicio de su carrera el atleta era, en cierto sentido, un ‘diamante sin pulir’.  Su potencial para brillar, la materia prima para llegar a ser una estrella, estaba ahí.  Solo faltaba pulir sus habilidades, entrenar intensa y disciplinadamente y desarrollar sus capacidades al punto de ejecutar su evento a la perfección.  Estudie la trayectoria de cualquiera de nuestros atletas estrellas favoritos y podrá constatar que no llegaron a su estrellato por pura suerte; sino por su pasión, dedicación y disciplina en sus entrenamientos.
En las organizaciones también tenemos ‘diamantes sin pulir’.  Me refiero a empleados que tienen la materia prima necesaria para brillar, asumir mayores responsabilidades y ascender al tope de la ladera corporativa, pero no logran descollar.  Sus talentos y fortalezas pasan desapercibidas ante los ojos de los líderes organizacionales.  El resultado de este descuido es la subutilización del talento y la capacidad productiva de la persona.  Lo cual carece de sentido cuando, por otro lado, sus líderes exigen mayores esfuerzos para ‘hacer más con menos’ y ‘maximizar recursos’.
La situación es más grave que lo que parece.  Según estudios globales realizados por la empresa Gallup®, respecto al uso del talento en las organizaciones, solo el 25% de los empleados utilizan sus fortalezas, por lo menos, el 75% de su tiempo laboral.  Podemos extrapolar, que el otro 75% de los empleados no utilizan sus talentos y fortalezas la mayor parte de su tiempo laboral.
La situación antes descrita no es muy distinta en nuestras organizaciones.  Una encuesta que realicé en colaboración con la Sociedad para la Gerencia de Recursos Humanos (SHRM), reflejó que en el 45% de las organizaciones representadas, el talento de los empleados no se utilizaba al máximo. Además, realicé entrevistas a un grupo de ejecutivos de empresas líderes en nuestro país.  Esto reveló que ninguna de ellas tenía políticas, sistemas o procesos estructurados para desarrollar el talento de sus empleados.
Los datos anteriores muestran la magnitud de la pérdida de talento y capacidad productiva del recurso humano en nuestras organizaciones.  Considerando que estamos ante una pérdida enorme de productividad y talento, ¿cómo es posible que esta situación no sea la prioridad en la mayoría de nuestras empresas?  Máxime cuando el dinero que se invierte en compensación y beneficios de los empleados puede fluctuar entre 45% y 60% del presupuesto.  ¿Cómo van a sustituir al talento en fuga hacia los Estados Unidos, si no tienen un banco de talento en reserva?
En mi opinión, hay varias razones para que esto esté sucediendo.  La principal es falta de visión gerencial.  Los datos de nuestras investigaciones, apuntan a desconocimiento sobre cómo identificar, desarrollar y gerenciar el talento y las fortalezas de los empleados.  Tenemos muchos ‘diamantes sin pulir’ en nuestras organizaciones.  Gente que solo espera ser descubiertas, tener la oportunidad de desarrollarse para brillar con su desempeño y aportar a su organización.  Pero no tenemos la capacidad gerencial para descubrir, desarrollar y gerenciar el talento que existe en los grupos de trabajo. Por lo tanto, capacitar a nuestros líderes en materia de desarrollo y maximización del uso del talento en sus grupos de trabajo debe ser nuestra misión inmediata.