Eduardo R. Lamadrid Aguilar, J.D., M.A.C.

Director de Iniciativas Multiculturales-Puerto Rico

Asociación Americana del Corazón

 

De los muchos temas que podría compartir con ustedes en junio, le dedico una reflexión al estrés nuestro de cada día porque ya termina el año fiscal, con la evaluación de metas y logros, y la propuesta de nuevos objetivos para un próximo año, que nunca parece ser más sencillo que el anterior.

Es que, para ganarse el pan de cada día, muchas personas comprometen su salud debido a unas altas dosis de estrés. No obstante el trabajo sea una gran bendición, lo cierto es que nos enfrenta a dos tipos de estrés: 1- cuando las expectativas son muy altas y nuestro control sobre ellas es muy bajo, y 2- cuando trabajamos mucho y el resultado es poco.

La presión mental puede afectar nuestros corazones. Al menos, eso dice la gente que nos quiere y… ¡parece que tienen razón! En el magazín electrónico Health Day, el Dr. Satjit Bhusri, cardiólogo del Hospital Lenox Hill en Nueva York, aseguró que “Hay un circuito mente-corazón que puede afectar al corazón”. Por tanto, permitir que el estrés nos domine es una forma comprobada de aumentar nuestro riesgo cardiovascular.

Un epidemiólogo del Colegio Universitario de Londres, el doctor Miki Kivimaki, realizó un estudio para observar durante 14 años las consecuencias del estrés en la salud cardiovascular. Explicó que “el estrés es una reacción normal ante un problema en el trabajo o en la vida privada, pero puede implicar varios cambios que podrían afectar a la función cardiaca, la coagulación y la placa en los vasos sanguíneos”.

El estrés en el trabajo -comentó el investigador- podría ser particularmente nocivo (hasta un 68% más perjudicial) para hombres con padecimientos crónicos o antecedentes de ataques cardiacos o cerebrovasculares. Curiosamente, el estudio halló un vínculo entre el estrés y la mortalidad en los hombres, pero no en las mujeres, quienes -sin duda- siguen siendo el llamado “sexo fuerte”.

Pero, como he mencionado en otras ocasiones, no es cuestión de sembrar miedos ni preocupaciones, lo importante es cuidarnos. Para espantar el estrés, conviene acceder al sitio web de la Asociación Americana del Corazón, donde encontrará varias ideas y recomendaciones.

A grandes rasgos: Organice su agenda de trabajo. Tenga claras sus prioridades. Permítase unos minutitos de descanso mental entre una tarea y la siguiente, alejándose de su computadora o de la que sea su herramienta de trabajo. Coma y beba alimentos sanos (y nunca lo haga en exceso). Tome suficiente agua. Esté siempre al día con sus medicamentos. Dedique al menos 30 minutos al día, tres o cuatro veces por semana, para ejercicios que estimulen la circulación y le ayuden a despejarse. Cuando un asunto del trabajo le produzca estrés, analice el porqué y tenga una charla al respecto con su supervisor inmediato. De seguro, existen modos de canalizar sus esfuerzos de manera más productiva y menos estresantes.

Recuerde que puede llamarnos al teléfono: 787-313-4292 o escribirnos al correo electrónico: eduardo.lamadrid@heart.org.                                                   # # #